PENSAMIENTOS
1
Voy a empezar por el principio, hola, soy fr4n_27, este nombre es el mío y el de mi canal de YouTube, por si le quieres echar un vistazo pero, no voy a hacer publicidad de mi canal, más de lo debido.
Tengo pensado grandes planes, para esta única oportunidad especial e irrepetible, escribiré lo que piense, con sentido, ya que no dejo ni un grano del reloj de mi cabeza sin pensar en algo brillantemente genial o desastrosamente horrible. Soy muy viajero, tanto como explorador de mi alrededor, hasta el punto de encontrar más formas de vida en mi jardín, que en un libro de animales, que era gordo (dedo índice y dedo anular), claro, es que tengo que ponerlo ahí, porque no me ves, pero me lees, bueno esto también es un punto que tengo que mejorar, y es mi expresión escrita, que es bastante mejorable por no decir casi desastrosa.
Quiero hacer esto bien, por eso, te voy a necesitar a ti, quiero que me digas que te gusta leer, en que tienes curiosidad, o si te gustaría información de un tema en concreto, mientras tanto, yo estaré aquí, escribiendo aventuras e historias.
Un abrazo.
Voy a empezar por el principio, hola, soy fr4n_27, este nombre es el mío y el de mi canal de YouTube, por si le quieres echar un vistazo pero, no voy a hacer publicidad de mi canal, más de lo debido.
Tengo pensado grandes planes, para esta única oportunidad especial e irrepetible, escribiré lo que piense, con sentido, ya que no dejo ni un grano del reloj de mi cabeza sin pensar en algo brillantemente genial o desastrosamente horrible. Soy muy viajero, tanto como explorador de mi alrededor, hasta el punto de encontrar más formas de vida en mi jardín, que en un libro de animales, que era gordo (dedo índice y dedo anular), claro, es que tengo que ponerlo ahí, porque no me ves, pero me lees, bueno esto también es un punto que tengo que mejorar, y es mi expresión escrita, que es bastante mejorable por no decir casi desastrosa.
Quiero hacer esto bien, por eso, te voy a necesitar a ti, quiero que me digas que te gusta leer, en que tienes curiosidad, o si te gustaría información de un tema en concreto, mientras tanto, yo estaré aquí, escribiendo aventuras e historias.
Un abrazo.
2
Después de un día agotador, del que no paro ni un momento de moverme, lo único, que necesito es irme a la cama, para empezar otro día con sorpresas esperando.
Dejando mis gafas negras, en la mesita de noche torcida, como a mí me gusta, me tumbo y cierro los ojos, poco a poco me hundo en mi respiración y sincronizo mi latido, creando un sonido característico, en el que pienso en estas fechas, inhalo, exhalo, todo sin pausa pero lento como si meciera una cuna. Mientras tanto, empiezo a ver claridad, esa respiración cambia de sonido a uno más lejano y alargado, estoy en el mar. Pienso, y no me equivoco, en un mar azul oscuro e infinito rompiendo olas una tras otra, como si de una relajación se tratase, poco a poco, me percaté, de que algo húmedo que se halla entre los dedos de mis pies y es la arena, fina, suave, movida por una delicada y agradable brisa que viene de mi derecha, era tan grande esa playa que no veía final alguno, al girar la cabeza, para ver donde finaliza tanta arena, veo a mi derecha, a lo lejos un niño con una cometa de forma romboidal que se mueve a la derecha e izquierda poco a poco, la sensación que me da, es que en este lugar el tiempo no existe, ya que solo hay viento, mar, arena. Yo estoy con una chaqueta y tú a mi lado sin decir palabra, observando curioso el mar, como si te hipnotizase. Miramos después a la izquierda, lo extraño es que hay una montaña entrando en la playa, era verde y con nieblas en algunos puntos, pero se veían palmeras y árboles, después de ver esta extraña formación miro para atrás y veo el reflejo de lo que parece un charco de tamaño bastante grande, iniciamos un paseo hacia la montaña.
Hacer 366 días fui a esta playa, está en Tarifa es un sitio perfecto para ir en esta fechas y si te apetece aprender a surfear.
Un abrazo.
Después de un día agotador, del que no paro ni un momento de moverme, lo único, que necesito es irme a la cama, para empezar otro día con sorpresas esperando.
Dejando mis gafas negras, en la mesita de noche torcida, como a mí me gusta, me tumbo y cierro los ojos, poco a poco me hundo en mi respiración y sincronizo mi latido, creando un sonido característico, en el que pienso en estas fechas, inhalo, exhalo, todo sin pausa pero lento como si meciera una cuna. Mientras tanto, empiezo a ver claridad, esa respiración cambia de sonido a uno más lejano y alargado, estoy en el mar. Pienso, y no me equivoco, en un mar azul oscuro e infinito rompiendo olas una tras otra, como si de una relajación se tratase, poco a poco, me percaté, de que algo húmedo que se halla entre los dedos de mis pies y es la arena, fina, suave, movida por una delicada y agradable brisa que viene de mi derecha, era tan grande esa playa que no veía final alguno, al girar la cabeza, para ver donde finaliza tanta arena, veo a mi derecha, a lo lejos un niño con una cometa de forma romboidal que se mueve a la derecha e izquierda poco a poco, la sensación que me da, es que en este lugar el tiempo no existe, ya que solo hay viento, mar, arena. Yo estoy con una chaqueta y tú a mi lado sin decir palabra, observando curioso el mar, como si te hipnotizase. Miramos después a la izquierda, lo extraño es que hay una montaña entrando en la playa, era verde y con nieblas en algunos puntos, pero se veían palmeras y árboles, después de ver esta extraña formación miro para atrás y veo el reflejo de lo que parece un charco de tamaño bastante grande, iniciamos un paseo hacia la montaña.
Hacer 366 días fui a esta playa, está en Tarifa es un sitio perfecto para ir en esta fechas y si te apetece aprender a surfear.
Un abrazo.
3
Abriendo el microondas de mi cocina, mi madre tomaba un té caliente en el salón, me dirigí al sofá junto a la chimenea encendida con mi chocolate y le pregunte como estaba, lo que ella me dijo, no te creas lo que me ocurrió antes de venir aquí.
Serian ya las seis de la tarde, en un anochecer de invierno, prácticamente de noche, sin ruido, sin alteraciones, solo era una ciudad naranja por el adiós del sol, la señora a la que cuido, término de tomarse un café con pastas en un butacón grande, con grabados de colores en la tela, encima de este butacón un paño de ganchillo, posiblemente tejido por ella. La señora y yo, que me encontraba a la derecha, hablábamos de temas interesantes mientras la radio anunciaba las seis y media. La casa era recogida, pequeña y adaptada a una señora con un gran mundo, con cuadros por todos los rincones, cada uno de ellos tenía una historia distinta, como cofres cerrados, esperando a su intrépido arqueólogo con sombrero y látigo que les aria brillar al mundo, me disponía a irme de aquel acogedor lugar, caminando por las escaleras del estrecho edificio, me encontré con su hijo, un hombre elegante, simpático, agradable y sensato, luego Salí por el portal viejo, cuando escucho un ruido de escaleras estridente, algo corría por las escaleras, me gire y él estaba pálido, espantado con la corbata alborotada, con los ojos abiertos, como si acabase de salir de la más horrible pesadilla, del más horrible trance, me atrevo a decir que ese señor no era el mismo que subió las escaleras y me dijo buenas tardes, me conto lo siguiente.
Mire, subí a la casa de mi madre como siempre, después de que usted terminase su trabajo, usted sabe, de sobra, que mi perro Aurelio vive con ella, porque no hace ruido y es muy manso, salió al pasillo que hay entre el salón donde estaba mi madre y la puerta de la entrada, Aurelio salió hacia mí para que lo sacase, le puse el collar, agachándome, pero al levantarme, al levantarme lo vi, erguido, mirando al pasillo, era él, inmóvil, sin decir palabras, mirándome con sus ojos vacíos, sin gesto, con su ropa de los domingos intacta, casi lo pude tocar, no había ruidos ni se movía, yo poco a poco me alejaba de él, sin decir nada, solo caminaba, el perro no presentaba cambios, parecía no verlo, mi madre no lo vio porque lo tenía detrás del sillón, parecía solo atender a la radio, me tome un tiempo despaldas al pasillo en la esquina, me asome, para convencerme de que era otra cosa, por si era mi imaginación o cansancio, no era real, pero la lamparita de la mesita de noche que se encontraba a la izquierda del sillón, dijo lo contrario, había un hombre, mi padre, el mismo padre que murió hace seis años.
Un abrazo.
Abriendo el microondas de mi cocina, mi madre tomaba un té caliente en el salón, me dirigí al sofá junto a la chimenea encendida con mi chocolate y le pregunte como estaba, lo que ella me dijo, no te creas lo que me ocurrió antes de venir aquí.
Serian ya las seis de la tarde, en un anochecer de invierno, prácticamente de noche, sin ruido, sin alteraciones, solo era una ciudad naranja por el adiós del sol, la señora a la que cuido, término de tomarse un café con pastas en un butacón grande, con grabados de colores en la tela, encima de este butacón un paño de ganchillo, posiblemente tejido por ella. La señora y yo, que me encontraba a la derecha, hablábamos de temas interesantes mientras la radio anunciaba las seis y media. La casa era recogida, pequeña y adaptada a una señora con un gran mundo, con cuadros por todos los rincones, cada uno de ellos tenía una historia distinta, como cofres cerrados, esperando a su intrépido arqueólogo con sombrero y látigo que les aria brillar al mundo, me disponía a irme de aquel acogedor lugar, caminando por las escaleras del estrecho edificio, me encontré con su hijo, un hombre elegante, simpático, agradable y sensato, luego Salí por el portal viejo, cuando escucho un ruido de escaleras estridente, algo corría por las escaleras, me gire y él estaba pálido, espantado con la corbata alborotada, con los ojos abiertos, como si acabase de salir de la más horrible pesadilla, del más horrible trance, me atrevo a decir que ese señor no era el mismo que subió las escaleras y me dijo buenas tardes, me conto lo siguiente.
Mire, subí a la casa de mi madre como siempre, después de que usted terminase su trabajo, usted sabe, de sobra, que mi perro Aurelio vive con ella, porque no hace ruido y es muy manso, salió al pasillo que hay entre el salón donde estaba mi madre y la puerta de la entrada, Aurelio salió hacia mí para que lo sacase, le puse el collar, agachándome, pero al levantarme, al levantarme lo vi, erguido, mirando al pasillo, era él, inmóvil, sin decir palabras, mirándome con sus ojos vacíos, sin gesto, con su ropa de los domingos intacta, casi lo pude tocar, no había ruidos ni se movía, yo poco a poco me alejaba de él, sin decir nada, solo caminaba, el perro no presentaba cambios, parecía no verlo, mi madre no lo vio porque lo tenía detrás del sillón, parecía solo atender a la radio, me tome un tiempo despaldas al pasillo en la esquina, me asome, para convencerme de que era otra cosa, por si era mi imaginación o cansancio, no era real, pero la lamparita de la mesita de noche que se encontraba a la izquierda del sillón, dijo lo contrario, había un hombre, mi padre, el mismo padre que murió hace seis años.
Un abrazo.